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Ecoparque: “La falta de idoneidad en estos temas es muy grave porque se lleva puesta la vida de los animales”

Ecoparque: “La falta de idoneidad en estos temas es muy grave porque se lleva puesta la vida de los animales”

Entrevista a Carlos Fernández Balboa, Coordinador de Educación Ambiental de la Fundación Vida Silvestre.

Por Leslie Sánchez Lupi

Tras la muerte de muchísimos animales en traslados polémicos y una caza de brujas a los trabajadores que denuncian irregularidades, el 29 de Agosto de 2018 se debatió en la Legislatura porteña la concesión del espacio público del Ecoparque. En el proyecto actual desconoce la importante función de estudio y conservación que tienen los zoológicos modernos en el mundo. Diversas ONGs manifiestan falta de criterio e idoneidad de las autoridades que manejan el tema y preocupación por las especies que aún permanecen en el predio.

– Imagino que cuando surge la idea del Ecoparque se apoya en un cambio de paradigma, pero leyendo a entendidos en el tema se advierte un dejo mercantilista.
Bueno en todo caso es un falso cambio de paradigma, en otras partes del mundo los zoológicos cumplen el rol que tienen que cumplir, adaptados como instituciones al siglo XXI. Uno analiza los zoológicos de Nueva York o el de París, el de Perú para no irnos al primer mundo y uno ve que esos zoológicos trabajan en cuestiones muy importantes como ser: la conservación de la naturaleza, la educación, la investigación científica. Muchos funcionan como lugares de rescate de fauna, entonces el pretender cerrar un zoológico con la idea de que los zoológicos no deberían existir más, es un falso paradigma.

Los zoológicos cumplen un rol y lo importantes es que ese rol como la de cualquier institución sea efectivo, sea bueno y que sirva a la sociedad. Hay muchos animales que no pueden volver a la libertad porque nacieron en cautiverio, porque están enfermos o por otros motivos. Y por otra parte el sentido idílico de “la libertad” que tiene el hombre, no es el mismo sentido que le dan los animales. Si a un animal le brindas agua, alimento, refugio, pareja, entretenimiento y un espacio adecuado con condiciones similares a las que puede tener en la naturaleza, su sentido de la libertad no existe. Por supuesto no podemos estar de acuerdo con tener una orca en cautiverio o una ballena, un elefante o un ave migratoria, porque en esos casos las necesidades biológicas que necesita el animal el hombre no la puede cumplir, ni las puede suplir; pero hay un montón de otros animales que necesitan estar en cautiverio porque hoy en la naturaleza hay problemas muy graves. Más de 500 especies de vertebrados en la Argentina están amenazados de extinción y los zoológicos bien utilizados pueden ser una alianza para evitar la extinción de esas especies.

– ¿Una manera de conservación y de estudio?
Con todo lo que eso significa para gente que hoy no tiene, lamentablemente, ningún contacto con la naturaleza. ¿Qué más quisiéramos nosotros que no hicieran falta los zoológicos? Pero es una visión utópica, porque: ¿Qué pasa con los animales que son víctimas de tráfico de fauna? Esos animales pueden tener un espacio de rescate, de rehabilitación y eventualmente de pequeñísimo porcentaje de volver a la naturaleza si existen zoológicos.

– Desde el Estado plantean un proyecto o política, pero pareciera que hicieran otro.
Es bastante confuso porque por un lado hay una propuesta de continuación de algún sistema de conservación a través de un modelo que saca la palabra zoológico pero también tiene animales en cautiverio, y esos animales tienen una intencionalidad que tiene que ver con las funciones del zoológico concretamente. Pero en los hechos y en la práctica hay cosas bastante mal encaradas, fundamentalmente por una falta de criterio y falta de experiencia de las autoridades que manejan el tema.

Por ejemplo están por pedir el permiso licitar los edificios históricos. El Zoológico de Buenos Aires tiene una particularidad: está enclavado en un lugar que es monumento histórico nacional por las características edilicias y espaciales del sitio. Mucho de los ambientes donde están los animales fueron construidos en 1880, ese tipo de edificación en Europa después de la guerra se perdió. La compatibilización entre un espacio arquitectónico y un espacio natural, paisajístico que además brinde bienestar a cada animal, se puede conseguir, tenemos ejemplos de eso: el Zoológico de Berlín, el de Frankfurt, el del Bronx en Estados Unidos, que tienen esas características de zoológicos urbanos que compatibilizan con el bienestar animal y con determinado tipo de animales. Por supuesto no un elefante, pero sí animales pequeños, que necesiten estrategias de conservación, que permitan vincular al hombre con la naturaleza.

En cambio de eso, se propone una cuestión revolucionaria, muy marketinera por decirlo de alguna manera que tiene el eufemismo de: “Ecoparque” y bajo ese eufemismo hay un plan que no se sabe muy bien que es. O mejor dicho si se sabe qué es: liberar gran parte del espacio público que hoy tiene una finalidad que es la del zoológico a no sabemos qué y poner en concesión individual a muchos de estos espacios: o sea puede venir cualquier empresa internacional a poner un café, a poner cualquier cosa que a lo mejor este afuera de los lineamientos tiene que ver con esta idea de utilizar espacios para la conservación de la naturaleza.

– ¿Cuándo se hizo el proyecto hubo un acercamiento o consulta a científicos?
No, en general lo que paso con nuestras argumentaciones, cuando digo nuestras me refiero a una Coalición de ONGs ambientalistas que son las más prestigiosas de Argentina, nunca fueron demasiado oídas, porque se partió de una falsa premisa que tiene que ver con “liberar a todos los animales” cosa que era imposible en términos fácticos, en términos concretos. Es un disparate como el “Hambre Cero” o “Pobreza Cero”, es una utopía, una cosa que es más para el marketing y que suena muy lindo e idílico, pero que en los hechos no tiene realidad.

En ese proceso también se hicieron muchos desastres: se liberaron animales en lugares naturales y rápidamente esos animales murieron, se hicieron traslados donde los animales fueron muriendo. En el proceso de reforma del Ecoparque, esto fue lo que sucedió en los últimos dos meses, mientras estaban construyendo determinados edificios, se produjeron modificaciones fuertes en el ambiente y eso creó estrés profundo en 2 animales muy importantes como son una jirafa y un rinoceronte; y terminaron muriendo, básicamente por una cuestión de estrés. Puede haber otro motivo, pero el tema central tiene que ver con un estrés profundo ante la transformación de las condiciones ambientales, sobre las cuales esos animales estaban acostumbrados a estar porque nacieron en cautiverio. No se murieron del cautiverio, se murieron por acciones derivadas de malas acciones de ese cautiverio.

Entonces yo creo que hay un problema muy grave que no escapa a una cuestión general de la Argentina, que es que lo político ha subsumido absolutamente a todo lo técnico. Lo técnico ha pasado a un tercer o cuarto escalón cuando la intencionalidad tiene que ver con una cuestión política, en ese sentido se hace un daño muy grande. La falta de idoneidad en estos temas es muy grave porque se lleva puesto la vida de los animales.

– ¿A partir de todas esas muertes hubo algún tipo de monitoreo?
No, yo creo que no cambia la cosa porque la política general del Ecoparque es deshacerse de los animales. De hecho en la radio el Jefe de Gobierno de la Ciudad manifestó claramente eso que no iba a haber animales en el lugar, cuando a principio de año las organizaciones ambientalistas participamos en una Ley del Ecoparque que establece que tiene que haber animales en él, que tiene que seguir siendo un centro de conservación de la naturaleza. Con lo cual el jefe de gobierno, impulsado por una cuestión personal tal vez o una impresión de lo que desearía la mayoría, decide que no haya más animales en el predio y en ese proceso se lleva puesto un montón de vida de animales en el traslado, en el mal manejo, etc.

– ¿Se sabe ahora cuántos animales hay todavía?
No, yo hoy no te puedo decir el número exacto de animales que quedan. Quedan pocos pero es un plantel de animales que podría ser suficiente si se planteara una política de canje con otros zoológicos, que es la función de un zoológico verdadero.

Por ejemplo: “yo tengo 2 hipopótamos y no me interesa tener hipopótamos en el Zoológico de Buenos Aires, vayamos un animal que podamos tener por tamaño, por capacidad, por experiencia o porque nos interesa trabajar sobre ese animal, cómo hacemos para canjear esos hipopótamos a una pareja de osos hormigueros que nos permitan tener un criadero de osos hormigueros y trabajar sobre una especie autóctona que está amenazada de extinción, que pueda darnos mucha información concreta en cuanto a su vida cotidiana para después hacer estudios en la naturaleza”. Eso tiene que ver con establecer una política que hoy a ojo vista no hay.

– ¿Regionalmente hay algo planteado al respecto?
En la Argentina hay 60 zoológicos, muchos están muy mal y el zoológico más emblemático que mejor trabaja lamentablemente es privado y es Temaiken, tiene los fondos y nace de una política institucional que sigue estos requerimientos: pocos animales. No hace falta ser un especialista para ir a Temaiken y ver que la piel de los animales brilla, están gordos, están sanos, el espacio está pensado para cada animal, con políticas de reproducción controladas que permiten también canjear animales con otros zoológicos para evitar con consanguinidad en fin, una serie de temas que tiene mucha complejidad.

Una cosa que quiero destacar es que lamentablemente también el personal del zoológico sufre esta situación, porque el Zoológico de Buenos Aires tiene un equipo cada vez más pequeño. Hay personas técnicas comprometidas pero que se ven forzadas, para mantener su trabajo, a aceptar las decisiones de gente que es absolutamente inoperante. Por este tipo de situaciones me solidarizo con el personal del Zoológico de Buenos Aires.

– Leí la entrevista de uno de los cuidadores que echaron.
Justamente lo echaron porque manifiesta irregularidades y eso también afecta a los animales, si una persona que estuvo al lado de un animal 5; 10 años lo mira simplemente y se da cuenta si ese animal está bien o no.

– ¿Qué plantean organizaciones proteccionistas como Sin Zoo?
El mundo del medio ambiente está dividido en 2 grandes grupos unos somos los ambientalistas y conservacionistas, y otros son los proteccionistas o animalistas donde la diferencia sustancial está dada en que ellos están muy preocupados por el individuo, no significa que nosotros no, pero ellos hacen centro en el individuo y nosotros hacemos centro en la especie. No es una diferencia menor, nosotros estamos preocupados por la supervivencia de la especie y en el manejo de la supervivencia de esa especie entendemos al zoológico como un recurso para sostener a la especie, sea cual sea, sobre la que trabajamos para después mantener las poblaciones en estado silvestre. Ellos se focalizan en el individuo y en el estado del individuo y por supuesto que hay una parte en que sí nos tocamos, que tiene que ver con que un zoológico básicamente tiene que tener bienestar animal, no puede haber un zoológico donde los animales están mal, ahora donde entramos en conflicto es en decir la existencia o no de zoológicos.

Ellos creo que no comprenden o que no tienen una dimensión real de lo que comentaba antes, los animales en la naturaleza están desapareciendo, hay problemas muy serios de deforestación de que en la Argentina tenemos 500 especies de animales vertebrados amenazados de extinción: distintas especies de mamíferos, aves, reptiles, anfibios que están en serios problemas de extinción y que el zoológico puede ser un buen paliativo una alternativa para poder tener alguno de esas especies, trabajarlas en cautiverio y después devolverlas a la naturaleza. Hay muchas especies que se salvaron gracias a que existía el zoológico, porque hubo un trabajo muy fuerte de recría en cautiverio y devuelta a la naturaleza.

Creo que la diferencia está dada con una cosa: que nosotros usamos el corazón y la cabeza y ellos usan solamente el corazón, en ese sentido hay una diferencia bastante grande. Una cosa que nos genera mucho rechazo y es que son muy violentos, he visto en la puerta del Jardín Zoológico a esta gente gritándoles a niños de 5 años “asesinos” porque estaban entrando al zoológico. Son gente que tiene métodos, metodologías y formas que no solamente no compartimos, sino que también repudiamos.

– ¿A nivel político hay algún bastión que tome la temática en serio?
Lamentablemente no. La política lo que ha hecho hasta ahora es apoyarse en reclamos de este tipo facilistas que tiene que ver con lo de “liberar el zoológico”. Ahora estamos con una cuestión bastante grave, el 29 de Agosto hay una Audiencia Pública sobre el tema de la privatización de los edificios históricos y en esa audiencia vamos a manifestar nuestra desaprobación de que se privatice algo que no sabemos qué va a ser

Vemos que hay mucha más preocupación por licitar los espacios públicos e históricos que por generar un plan que sea claro y que sea definido con las organizaciones.

Agradecemos a Carlos Fernández Balboa, compilador del libro “Embajadas de la Naturaleza”.

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